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El Tamaño Del Baffle ¿Es Realmente Importante?

Entre todos los componentes de audio, el sistema de parlantes es donde existen mayores diferencias. Podemos encontrar baffles económicos que entregan un gran sonido pero, por otra parte, algunos modelos de marcas afamadas llegan a costar más de US$ 50.000 el par. Se aprecia también gran diferencia en el tamaño: desde baffles tipo librero, que caben en una repisa a baffles de más de 2 metros de altura y que llegan a pesar cientos de kilogramos. ¿Existe alguna justificación tecnológica para esta diversidad o es simplemente capricho del diseño? La respuesta trivial es que para obtener graves reales es necesario un parlante grande. Eso es efectivo pero más parece una respuesta intuitiva que justificada. Lo cierto es que los principios que rigen la conducta de los baffles y de los transductores electro acústicos que lo componen, es bastante desconocida para el común de los entusiastas de la música, que tienden a atribuirles propiedades técnicas ideales comparables a las restantes partes del sistema de sonido, como los amplificadores, reproductores de CD, ecualizadores, etc.

Hay que tener en cuenta que hace sólo unas pocas décadas se desconocía el comportamiento que tendría un driver, o transductor electro acústico, dentro de un baffle. Magnitudes tales como respuesta de frecuencia, excursión del cono, respuesta al impulso, group delay, retardo de fase, no eran posibles de prever para el sistema driver-baffle y el producto final era el resultado de largas pruebas y experimentos con diferentes volúmenes, lumbreras, acolchados, etc. Esto debido a que hasta hace poco tiempo no se había deducido un modelo matemático para el comportamiento del transductor electro acústico dentro del baffle.

El transductor dinámico ha permanecido prácticamente invariable desde su invención en 1925 por Rice y Kellogg, dos ingenieros de los laboratorios General Electric. Con los avances tecnológicos se ha mejorado su proceso de fabricación, los materiales y el diseño del cono, la potencia de su magneto, pero el principio físico se ha mantenido invariable: un diafragma unido a una bobina que está dentro del campo magnético de un imán permanente, oscila producto del paso de una corriente alterna por la bobina. Este sencillo principio es el que permite producir sonido en la casi totalidad de los baffles en el mercado. Los parlantes electrostáticos y de plasma, entre otros, son una forma alternativa de producir sonido pero, debido a limitaciones físicas y técnicas han tenido escasa penetración en el mercado.

El advenimiento del cine sonoro fue un gran impulso para esta industria pero el sistema baffle-transductor seguía siendo un incógnita. No fue hasta 1972 en que Richard Small, basado en el trabajo previo de Neville Thiele, publica, en el “Journal of the Audio Engineering Society”, una serie de artículos abarcando el análisis de sistemas de baffles, en cajas cerradas y ventiladas, utilizando un circuito equivalente. La trascendencia de esto es que permite modelar el sistema baffle-transductor como un circuito eléctrico equivalente del tipo RLC, ya conocido y con efectos predecibles. Ahora con la ayuda de los parámetros Thiele-Small, propios de cada transductor, es posible predecir su comportamiento en el baffle sin necesidad de construir el baffle.

Una de las ecuaciones Thiele-Small nos da una pista sobre el tamaño de los baffles, su respuesta de frecuencia y su eficiencia, que se puede describir como: la eficiencia (n0) es proporcional al cubo de la frecuencia de resonancia (Fs) por el volumen equivalente (Vas). Esto significa que: por ejemplo si deseamos lograr una octava más de bajos bajando Fs a la mitad y deseamos conservar la eficiencia (n0), deberemos multiplicar el volumen (Vas) por ocho, incrementando muy significativamente el volumen del baffle. Esto explica por qué es tan difícil llegar a frecuencias como 25Hz y por qué es necesario un baffle grande para emitir bajos verdaderos.

Por lo tanto quienes optan por parlantes pequeños, ya sea por comodidad o costo, están invariablemente sacrificando gran parte de los bajos. Por el contrario quienes han elegido los baffles grandes en desmedro de la estética, sin lugar a dudas disfrutarán de una experiencia musical más vívida, realista y placentera.